Archivo de agosto, 2007

El empujón de Paco

Posted in Sin sitio on agosto 31, 2007 by siralsenbert

 

 

Le Grandi Meretrici de Eduardo C. Grimaldi

El empujón se lo ha llevado el rumano; por caradura, por cansino. Paco no lo soportaba. Todos los días, uno tras otro tenía que escuchar la misma frase: “que Dios le bendiga, señor, estoy sin trabajo (para después escuchar inmediatamente) arriba señor, el dinero arriba”. Si por lo menos hubiera tenido un timbre de voz aterciopelado, femenino y agradable como el de “su tabaco, gracias”…

Paco era paciente pero no gilipollas. Sabía, porque lo hacía todos los días, que el dinero para retirar el coche del aparcamiento había que introducirlo en la ranura superior del cajero expendedor de los tickets y recoger la devolución en el cajetín inferior. Lo sabía pero se lo recordaban todos los días. Y tenía que escuchar a la fuerza, sin apetecerle siquiera, al rumano de turno con zapatillas Nike, chaqueta de Caramelo y anillos de oro hasta en el pene –eso se lo imaginaba- decirle con voz de cordero degollado qué tenía que hacer. Él se preguntaba porqué no buscaba trabajo, porqué no dejaba de prostituir a sus dos hijas –sí, Paco sabía que las prostituía- y porqué no se iba con su cepillo-lata abierta a recolectar calderilla a otro lugar, al infierno mismo.

Pero ayer lo hizo. Paco ayer le echó cojones. En el momento en que el rumano dijo “arriba señor, el dinero arriba” Paco se dio media vuelta, se fijó en la lata que sostenía y sin mediar palabra introdujo los dedos en la misma y cogió las monedas suficientes para pagar el parking de ese día no sin antes preguntarle irónicamente al rumano que dónde debía introducir las monedas. El rumano perplejo se enfadó y le requirió las monedas que había cogido pero Paco volvió a insistir y como no obtuvo respuesta accedió a la devolución de los setenta y cinco céntimos que había conseguido coger no sin antes retirarse medio metro del rumano para soltar el maletín que llevaba y propinarle tal empujón que lo sentó sobre el primer escalón del acceso al parking. “¿Dónde había que introducir las monedas?” le preguntaba ahora Paco. El rumano se levantó y como si estuviese robotizado le volvió a señalar la ranura donde debía echar el dinero. Paco entonces se acercó precavido y le dijo: “ven Andrei o como pollas te llames, ven, ven y escucha: esta noche, después de que me señales donde tengo que echar el dinero otra vez, me voy a ir a buscar a tus dos hijas, -que sé donde alternan- y me las voy a follar gratis; primero una y después otra, ¿te has enterado, cansino? Así que si tienes valor, mañana estás aquí otra vez y me tarareas la canción del “arriba, señor, arriba”.

Día lila, anómalo y lascivo

Posted in Sin sitio on agosto 29, 2007 by siralsenbert

 

 

Enthrall de Simon Claridge

Anómalo y lascivo.

Pepe –todos conoceréis a alguno- se enfrentaba a la vida como si ésta fuese un espejo mágico. Era trágico, muy trágico comprobar que sus bolsillos seguían aún vacíos. Frustración. Amenazaba tormenta diaria e interior cuando una y otra vez, de manera boba, se presentaba frente a él, frente al espejo, frente a la vida, frente a sí mismo para seguir comprobando que quedaba reflejado siempre por el lado menos agraciado. Lo más ridículo era verlo así, sin gracia y con los bolsillos del pantalón vueltos al revés mostrando la pelusilla hilada mezclada con la picadura de tabaco que siempre guardaba ahí, en los bolsillos, suelta, como si de pipas se tratasen. Todo lo bueno que Pepe tenía quedaba oculto tras el reflejo opaco de ese anómalo espejo, de esa vida, de ese ser que se llamaba, quiero repetirlo otra vez: ¡Pepe! y que todos, en algún momento de nuestras vidas, lo habíamos tenido o como vecino o como dependiente del almacén de ultramarinos del barrio.

Pepe se había convertido, porque a él le había dado la gana, en un desgraciado que se miraba después de llegar del trabajo, en un espejo trucado. Hasta el día de hoy, que lo he visitado. Me ha presentado a su mujer, Julia, y a su espejo, trucado. Ella aparentaba ser mujer malfollada, con todos los síntomas que esto conlleva; él sólo tenía ojos para el espejo que una y otra vez le saludaba profiriéndole alguna procacidad. Después de presentarme a una y a otro no he tenido más opción que dirigirme hacia el espejo y pegarle un puntapié. Estaba hasta los cojones de que su vida fuese una mierda. Ha estallado en mil pedazos. Pepe me miró aturdido y salió de la habitación conyugal para volver con un tubo de cianocrilato. Qué gilipollas es este Pepe, pensé. Ante la escena, no dudé en marcharme. No soportaba ver a Pepe llorando. No soportaba ver a Pepe reconstruyendo el espejo de su vida. Me iba, yo me iba. Pepe seguía allí. Su mujer me acompañaba; quería ser educada y despedirme pero antes de abrir la puerta se desvistió por completo. Sólo llevaba encima una bata como de lino anaranjado. Estupefacto pero decidido, la subí a horcajadas a mi cuerpo y la senté sobre la mesa de, de, de la cocina. Era la dependencia más cercana. Le quité las bragas lilas y las tiré al fregadero. Encesté. Ni ella era Jessica Lange ni yo Jack Nicholson pero puedo prometer que pudimos pasar por ellos. ¿Pepe, bajas a despedir a Manolo? –repetía mientras se vestía.

A Pepe le cambiaría la vida desde aquel día. Un día lila, me dije…

Mujer con pelota

Posted in Sin sitio on agosto 27, 2007 by siralsenbert

 

 

Mujer con pelota de Paul Delvaux

Sí, lo reconozco, me hubiese gustado ser el autor de este fragmento:

“En M…, una de las ciudades más importantes de la Italia superior, la Marquesa de O… una dama de intachable fama y madre de varios niños distinguidos y bien educados, hizo saber por medio de los periódicos: que, sin conocer en qué circunstancias, hallábase embarazada y rogaba al padre del niño que iba a dar a luz que se diese a conocer, pues estaba decidida, por motivos familiares, a casarse con él.”

(Heinrich Von Kleist. El terremoto de Chile)

Mañana más…

Dime, musa.

Posted in Sin sitio on agosto 26, 2007 by siralsenbert

 

 

Explícamelo de Marcos de Miguel Morón

Tienes el archivo abierto y no sabes qué vas a escribir esta noche. Está en Word y clasificado en la carpeta Blogs. Lo has titulado “Suripanta y Noctívaga”. Has cerrado previamente la carpeta Relatuchos porque llevas dos noches en las que te tiene comido el cerebro el relato del monaguillo que decide un domingo hacerle la zancadilla en el momento de la colecta a la anciana Ceferina, sí, la de ochenta y dos años. Déjalo madurar y cree este consejo que te doy. Abandona por unos días el escribir con el teclado. Recupera tu pluma y tus hojas de papel. Sí, verás qué cambio. Cuando la tinta esté seca, te presentará otras entendederas.

Ya lo sé, lo pensabas ayer. A estas alturas del cuento has perdido la memoria. Te cuesta recordar el nombre de cada uno de los diecisiete o veinte blogs que has abierto a lo largo de tu vida. Así no hay nada que cuaje, mozo. Tienes el archivo abierto y la página la completan tus anteriores entradas. Has decidido fecharlas. No sé, no sé si te valdrá para el concurso. No llegan a diez. Reconócelo, ahora te cuesta escribir algo con más enjundia. Con lo prolífico que tú has sido cuando te habías decidido a ser procaz. Ahora entras aquí medio remilgado, medio amariconado. Y te cuesta escribir. Deberías dejar de leer un día y centrarte en hilar palabras e ideas. Sí, joder, sí, deberías obligarte a escribir una entrada cada dos días y del tema que te salga de los cojones. No te lee casi nadie, tu familia no conoce la existencia de este blog, tus jefes tampoco y tu mujer sólo sabe que te presentas a los concursos como Sir Alsen Bert. Bueno, de vez en cuando le das a leer algo y ella sólo se limita a dibujar algo bonito en algún margen.

Obligatorio como misa de domingo, el escribir to-dos los días. Algo necesario para el que cree en la escritura. Sí, joder, aunque de vez en cuando uses la procacidad pero no lo dejes pasar más de dos días. Ya lo sabes; los veintidós blogs -¿eran veintidós?- que has tenido sólo te han servido para tirar de ellos y fabricar otras historias que aún no has dado a conocer. Vale, vale, no te obligo a eso, lo sé, eres muy remilgado para eso que dices, sí, hombre, para eso que denominas relatos de mierda. Escribe diariamente, aunque te cueste dos horas más de sueño. Yo, que soy tu musa te prometo que recompensaré tus elucubraciones extasiándote como me pidas. Pero antes, tienen que ser muy buenas porque si no, te dan por culo, muñeco.

Elemento tabú

Posted in Sin sitio on agosto 24, 2007 by siralsenbert

 

Les Biotoniques-Banane de MATTEI

Molestó, sí, me molesto enterarme de la noticia a los treinta y tantos años. No lo sabía, desconocía ese dato. El elemento químico en cuestión me ha dejado estupefacto, muy sorprendido. Hasta hoy, porque le quedan los días contados, ha tenido muy buena prensa; tanta que es a fecha de hoy, en día y hora, un tema tabú. La ignorancia es valiente (o algo así decía el refrán). Pero los que quedan jodidos realmente son tu cuerpo y el mío. A ambos, -estamos hecho de la misma pasta, no lo olvides- les cuesta la misma vida expulsar de tus huesos y mis cartílagos al dichoso elemento químico. Se adhiere a él como chicle a medio ensalivar.Químicos y médicos ilustres, jóvenes, preparados y con más medios a su disposición que hace, mínimo, dos meses, se han propuesto destrozar los tabúes pueblerinos con los que nos alimentamos diariamente, nosotros, las gentes urbanas. Es un elemento químico que se usa para potenciar los efectos de los demás componentes con los que va unido por ejemplo, en los raticidas. Es por así decirlo, para nuestro body, un amplificador negativo. Su uso se extendió a partir de 1930 y hasta hoy. Pero lo que he dicho, he empezado a comprar productos que tengan las mínimas trazas posibles de ese elemento. Qué ingenuos somos. Es más, esta mañana he llamado a Lanjarón. Sí, sin ir más lejos.

No voy a relatar aquí toda la entrevista que le hacen al susodicho chico químico en el programa de radio * La Rosa de los Vientos * pero yo, que no me asusto con estas cosas, me ha dado que pensar y he empezado a evaluar qué cantidad existe en los productos en los que aparece: agua mineral, agua de grifo, sal y pasta de dientes. (Binaca -1000 ppm- la que menos tiene –comprobado esta mañana tras quince minutos haciendo el ganso en el expositor de dentífricos, cepillos y esponjas-)

Que si potencia la puta célula chunga que hay en nuestro organismo para que crezca como célula cancerosa; que si la artritis se hace más rápida, que si el colon se jode antes, que si el cartílago se convierte en hueso… Vamos, una pena y cómo no, una putada. Menos mal que sólo existen trazas pero lo paradójico es que nuestro lindo organismo, ya lo he dicho antes, no tiene los suficientes cojones para expulsarlo, para excretarlo –sería el término- porque se adhiere como chicle, también lo he dicho antes, a las partes más rígidas del cuerpo (por cierto, lo que tengo que investigar es si también lo hace en la cavidad cavernosa del pene erecto, del erecto pene; sí, sí, mañana me pongo a investigar).

Os seguiría relatando de memoria qué escuché en el programa pero os remito a la página web del mismo (más arriba) por si dais con el podcast del día 14 de agosto de 2007 donde viene hacia la hora y media de programa, la entrevista al gachó ese. Si tenéis iTunes y un Ipod, idos a podcats y allí seleccionáis el de la Rosa de los Vientos. Merece la pena. “Sus lo juro”.

Sí, ¿qué pasa? Tengo ipod regalada por una zagala anónima de Barcelona hace ahora más de un año y reconozco que mis viajes y mis noches no son las mismas con la Ipod en la maleta y en la mesita de noche.

Coño, el flúor, que se me olvidaba…

Sestea, el moscardón, y Bonifacia

Posted in Sin sitio on agosto 21, 2007 by siralsenbert

Sabor a gloria de Janler Méndez

Los momentos previos a mi siesta diaria, (es ley de andaluz echar la siesta -media, una hora-) suele venir acompañada del zumbido de un molesto moscardón. Le voy a cambiar el nombre. Moscardón no, moscón o mejor, mosquillón. Ronda a mi siesta con aires de macho ibérico. Se llega a insinuar, hace en el aire zumbidos espectaculares, despliega, en una palabra y en dos minutos todo su arsenal de díptero porculero y cuasi coleóptero por su envergadura y tamaño. El cortejo está próximo pero sigo despierto. Me incorporo, me acerco a la ventana y bajo la persiana. Establezco así una muralla difícil de franquear. A un lado yo y mi siesta, al otro, el moscón rodeado de azulejos sevillanos, macetas ornamentales y una temperatura de auténtico patio andaluz, cordobés, diría yo.

Mientras acaricio mi siesta, escucho cómo el zumbido del moscardón se hace cada vez más intenso. Imagino, desde mi placentera posición que está desesperado por buscar un orificio por donde penetrar y hacer con mi siesta algo que nunca me gustado: que la molesten. Me canso de escucharlo. El moscardón sigue ahí revoloteando. Me levanto de la cama y me dirijo hacia el patio. Abro la puerta que da acceso al campo de batalla y dispuesto a ganarla le busco el punto débil al puto moscardón: su torpe vuelo y su sonoro zumbido. Comienzo a hacer aspavientos con mis brazos con la intención de desorientarlo; pero iza el vuelo, desciende de nuevo, me rodea, farda de vuelo, farda de zumbido y vuelve a tocarme. Empiezo a perder la paciencia. En un primer intento, no consigo derribarlo. Vuelve a rodearme y el hijo puta osa otra vez tocarme con la intención de intimidarme pero lo siento, -mi paciencia con los insectos es imberbe- sólo me queda aplicar la solución final, la solución de exterminio: me quito la chancla veraniega, me agazapo y cuando empieza a descender para volver a incordiarme, lo aplasto contra el quinto azulejo que hay bajo la ventana del dormitorio. Hacer de lince que estudia el zigzagueo de la presa, ha resultado y he obtenido mi recompensa. Esta noche Bonifacia, mi salamanquesa preferida, se dará un festín y además, me dejará el azulejo como nuevo. Silencio, voy a sestear, me reclama Sestea.

Fetén 1: Si no te gusta leer, no leas.

Posted in Sin sitio on agosto 19, 2007 by siralsenbert

 

De la Mancha de Carlos Cenoz

 

 

Aprovecho hoy las palabras que ha escrito José Luis García Martín -hombre de apellidos alemanes al que no conoceréis, seguro- en el suplemento ABCD, (separata que trae el ABC del sábado y de la que soy pelín adicto por el artículo que en ella escribe J.J. Armas Marcelo semanalmente -magnífico, siempre magnífico-) para empezar escribiendo este segundo post de este mi decimoséptimo blog cuyo título -me enteré ayer por WordPress- es ya el más aclamado, seguido y alabado en medio mundo cibernético: Suripanta y Noctívaga (juegos nocturnos entre palabras, ideas y mujeres). Además, como toda información es poder, este es un blog que se está jugando, consecuencia de un puro compromiso temporal, un set y un juego de siete bragas de encanje pertenecientes a la muy fermosa lingerie de la señorita y jugadora que ha osado retarme. La apuesta sigue abierta, más que nada porque sería de clasista reaccionario no dar entrada en el juego a más féminas con las sensuales consecuencias que podría llegar a perder.

 

Al bollo, como apuntaba. Eso, que García Martín escribe en su artículo «Elogio del mal lector« lo siguiente:

 

Si no te gusta leer, no leas. Hay tantas otras cosas en el mundo… Pero si, a pesar de eso, compras libros, gracias en nombre de los happy few que consideramos que no hay nada mejor en el mundo

 

A mí me ha descolocado ese happy few que no llego a entender. Rogaría que alguien ducho en inglés literario me lo aclarase.

 

Pero la idea era esa. Si no te gusta leer, no leas, querido lector de blogs. Cambiando otra vez de tema, ¿cuál es el plural correcto de blog? No me satisface añadir una simple s a un a palabra inglesa para así castellanizarla. ¡Qué imperialismo mas…! Blogues y blogües suenan también mal, bloguores a Dolores y blogs así a secas, queda tan insulso. La idea era esa, repito, si no te gusta leer, no leas. Hay mil cosas más interesantes en la vida que dedicar gran parte de la misma a leer. El artículo también repasa a esos lectores de best, best, best-sellers de los que viene a decir que más que lectores son rumiantes de best-seller de turno así como esos otros miles a los que arenga diciéndoles que «quien no lee no es por falta de tiempoo, sino por falta de ganas. Y la mayor parte de la gente que lee (a juzgar por los novelones históricos más vendidos), perdería menos el tiempo si se dedicara a ver la televisión». Supino García, supino.

 

Escrito lo dicho y dicho lo escrito, voy a tomar como santo y seña del blog la frasecilla del gachó del artículo que, si todavía no ha quedado clara , rezaba tal que así:

 

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